El príncipe Enrique y su esposa Meghan fueron perseguidos por fotógrafos en su automóvil después de un evento benéfico en Nueva York el martes por la noche, lo que llevó a que se refugiaran brevemente en una estación de policía antes de ser llevados en un taxi.
La persecución y el frenesí mediático evocaron recuerdos del asedio automovilístico en París en 1997 que mató a la madre de Enrique, la princesa Diana, aunque en este caso la policía dijo que nadie resultó herido.
La pareja real encendió las alarmas cuando su portavoz afirmó el miércoles que habían sido peligrosamente seguidos por paparazzi en una “persecución automovilística casi catastrófica” por las calles de Manhattan. Ese relato llevó al alcalde de la ciudad de Nueva York, Eric Adams, a condenar a los paparazzi que los acechaban como “imprudentes e irresponsables”.
Más tarde, sin embargo, la policía dijo que la persecución fue relativamente corta y no provocó heridos, choques ni arrestos, y no justificaba más investigaciones. Pero el incidente dejó ver los temores reales de seguridad que rodean a la pareja y el trauma provocado por la muerte de la madre de Enrique cuando él sólo tenía 12 años.