El gobernador de Florida Ron DeSantis intentó dejar atrás el jueves un humillante inicio de su campaña presidencial y detalló una agresiva agenda de viajes mientras sus aliados insistían en que seguirán bien financiados y bien posicionados para una larga disputa en las primarias republicanas.
Aunque los simpatizantes de DeSantis reconocieron en privado que su fallido anuncio fue una distracción innecesaria, incluso entre algunos críticos republicanos había una amplia sensación de que sus consecuencias políticas a largo plazo serían, a lo mucho, limitadas. Para los escépticos, la campaña confirmó la noche del jueves que había recaudado 8,2 millones de dólares en las primeras 24 horas desde que ingresó a la contienda, una cifra exorbitante que supera por mucho el monto que recaudó el presidente Joe Biden en ese mismo periodo.
“¿Quisieran poder hacerlo de nuevo? Probablemente”, dijo David Oman, un experimentado operador republicano en Iowa, refiriéndose a su anuncio repleto de fallas técnicas. “¿Seguiremos hablando de eso en 10 días? Probablemente no”.